El descanso también influye en lo que comemos pudiendo alterar la sensación de saciedad e incluso impactar en las elecciones alimentarias que hacemos.
Dormir pocas horas o de mala manera y no obtener así un sueño reparador, puede afectar notablemente nuestra dieta.
Está demostrado que los patrones de sueño inadecuados alteran las hormonas que regulan nuestro hambre (como La LEPTINA, producida por el tejido adiposo, que disminuye mientras que la GRELINA aumenta despertando la sensación de apetito)
Esto nos lleva a tener más apetito y más ganas de comer y menor saciedad ante las ingestas. Por lo tanto cuando dormimos poco comemos más y quizá por ello, se ha relacionado el dormir poco con mayor riesgo de obesidad.
Además de comer más, cuando dormimos poco consumimos más alimentos grasos.
Es decir, que las horas de sueño no sólo pueden alterar la cantidad sino también la calidad de lo que comemos o tenemos deseos de comer.
Entonces, es importante si queremos lograr una alimentación saludable, que obtengamos un descanso suficiente cada día, alcanzando las 7-8 horas de sueño cada noche de manera profunda y reparadora.
Consejo:
Si realizamos cenas copiosas, pesadas y que no favorecen la digestión, así como si comemos mucho antes de ir a la cama, no lograremos un buen descanso nocturno y éste mal descanso afectará en lo que comemos, encerrándonos de esta forma en un círculo vicioso.
Entonces, te aconsejo hacer una cena saludable cuidando la selección de ingredientes así como la cantidad de los mismos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario