viernes, 23 de abril de 2021

El Sueño y nuestra Inmunidad


El sueño es un regulador importante del sistema inmune. Esta función la realiza mediante dos tipos de respuesta, la innata y la adaptativa.


Inmunidad innata
Constituye la primera línea de defensa del organismo contra el daño a tejidos e infecciones microbianas.
En ella participan varios tipos de barreras: mecanismos como la fiebre y la tos, barreras anatómicas que incluyen diversas estructuras y numerosas células como neutrófilos, macrófagos, natural killer (NK), dendríticas, endoteliales, epiteliales, etc. y moléculas como lisozima, defensinas, complemento, proteína C reactiva.

La activación de estas células deriva en una cascada de procesos inflamatorios que

ayudan a contener una infección y a promover la curación, recuperación y regreso a la normalidad.

Inmunidad adaptativa
Se encuentra los linfocitos T o B responden a estímulos inflamatorios, citocinas y principalmente a la presentación de antígenos activandose. Esta respuesta es regulada por numerosas citocinas  proinflamatorias (IL-1, IL-6 y TNF), activadoras (IL-2, IFN-γ) y antiinflamatorias (IL-10, factor de crecimiento beta).


El sueño alterado induce disminución de la inmunidad adaptativa y aumento de la innata.
En los humanos está demostrado que una noche de privación de sueño después de recibir una vacuna disminuye la producción de anticuerpos, mientras que la respuesta inmune adaptativa es mejor si el individuo duerme después de la vacunación, ya que el medio proinflamatorio durante el sueño funciona como adyuvante. Esto es sólo unos de los ejemplos en como nuestro sueño nos ayuda a tener las defensas altas.

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